La economía mexicana continúa destacando su sólido desempeño a lo largo del año al registrar un crecimiento del 1.1% a tasa trimestral entre julio y septiembre, marcando su lectura más positiva en los últimos cuatro trimestres. Este dato superó las expectativas iniciales del 0.9%, consolidando ocho trimestres consecutivos de datos positivos por primera vez desde el tercer trimestre de 2013 hasta el mismo período de 2015, cuando alcanzó nueve periodos al alza según cifras desestacionalizadas.
La robustez de este avance sugiere que el Producto Interno Bruto (PIB) de México podría superar su tendencia histórica del 2.0%, y se proyecta que esta tendencia positiva persista en 2024, a pesar de señales de desaceleración.
Este sólido rendimiento económico se atribuye en gran medida al impulso proveniente del sector de la construcción. Factores internos, como un mercado laboral sólido y remesas en niveles históricos, han alimentado el consumo, contribuyendo al dinamismo económico observado.
El subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, sugirió que si el crecimiento trimestral del cuarto trimestre de este año es del 0.0%, el crecimiento del PIB en 2023 podría alcanzar el 3.3%, y con un modesto crecimiento del 0.3%, se lograría un crecimiento del 3.4% en el año.
Diversos expertos en el ámbito financiero han emitido proyecciones optimistas para el próximo año. Monex no descarta un crecimiento del 3.7% en 2023, posicionándolo como el tercero más elevado de los últimos 15 años. Por su parte, Citibanamex y Moody's Analytics prevén una expansión del 3.3%, mientras que Barclays apunta a un 3.4%.
A pesar de estas perspectivas positivas, algunos analistas, como Alfredo Coutiño de Moody's Analytics, advierten sobre el riesgo de un sobrecalentamiento económico, destacando la ampliación de la brecha positiva de producción a pesar de las medidas restrictivas en el ámbito monetario.
El crecimiento económico en 2023 ha sorprendido a expertos, con el economista en jefe de UBS para América Latina, Rafael de la Fuente, resaltando la fortaleza en la demanda doméstica, particularmente en inversión y consumo privado, así como en el sector automotriz.
En términos de sectores económicos, las actividades primarias experimentaron el mayor crecimiento trimestral (2.6%), seguidas por las actividades secundarias (1.3%) y las actividades terciarias o de servicios (0.9%). A pesar de este impulso, el crecimiento acumulado de enero a septiembre fue del 3.4% anual, ligeramente inferior al 3.8% registrado hace un año.
En conjunto, estos indicadores reflejan un panorama alentador para la economía mexicana, respaldado por diversos factores internos y externos, aunque persiste la cautela ante posibles desafíos y señales de desaceleración.
Por Omar Carmona
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