Con miras a su Gobierno, José María Figueres fue contundente al firmar el compromiso público de trabajo para que las mujeres tengan una vida libre de violencia.
Darle continuidad y fortalecer la Política de Igualdad y Equidad de Género (PIEG), darle enfoque de género al Sistema de Banca para el Desarrollo, y apoyar al sector emprendedor a través de un ecosistema que apoye a las mujeres jefas de hogar, entre otros son los compromisos que asumiría un futuro gobierno liberacionista.
Según el INAMU, el año pasado 25 mujeres perdieron la vida en manos de sus parejas. Para octubre de este año ya llevamos 51 mujeres asesinadas de manera violenta, 11 de ellas a manos de sus parejas.
Según la Caja Costarricense del Seguro Social, el Calderón Guardia atiende en promedio siete mujeres al mes por violencia física y sexual. Naciones Unidas Costa Rica reporta que el 89% del odio contra las mujeres en política, proviene de hombres.
El Fondo Monetario Internacional reporta que la violencia de género impacta negativamente el producto interno bruto de los países, por lo que reducirla al promedio mundial podría generar un 30% de crecimiento económico.
Adicionalmente mujeres, niñas, jóvenes y adolescentes sufren todos los días hostigamiento, acoso, abuso y violaciones en los diferentes espacios en los que se desenvuelven como el trabajo, el deporte, en los centros de estudio y en la vía pública. La mayoría de esta violencia no se denuncia por miedo y por desconfianza en el sistema judicial.
“Queremos el INAMU innove su modelo de atención y amplíe su cobertura para que más mujeres tengan un apoyo institucional que las proteja, oriente y apoye cuando sufren algún tipo de violencia” Destacó José María Figueres.
El 90% de las mujeres desisten de una denuncia por violencia debido a muchos factores como la revictimización durante el proceso judicial y la falta de sensibilidad con la topan las mujeres que acuden por ayuda ante los funcionarios judiciales. Por ello es necesario que el Poder Judicial transversalice el enfoque de género en todos los procesos y ofrezca una atención humana y sensible a las mujeres víctimas de violencia.
La política de género liberacionista contempla también el fortalecimiento de nuevas masculinidades, como la base de la igualdad y no violencia contra la mujer.
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